Enemigo a las puertas

Bueno, tras jugar la primera partida de la campaña Atalheim, seguimos con el trasfondo de la banda...

- "Hermana, trasncribe mis palabras".
Así comenzaba siempre sus relatos Maia a una de sus antiguas hermanas, que escribía palabra por palabra aquello que la Augur no podía por su ceguera.

"Tras salir de nuestro viejo y destrozado convento, salimos de la ciudad por una parte de la muralla destrozada. No entendí ese movimiento de Fianna ¿Nos ibamos de la ciudad?¿Qué buscaba?.
Después de un día de marcha, llegamos a las puertas de la ciudad. Todos los edificios de las afueras se encontraban destrozados. Nos acercamos con cuidado a las puertas. De repente, una flecha silbó cerca. Sin previo aviso, una lluvia de proyectiles cayo sobre todas nosotras. Alaria cayó, pero se repuso rápidamente y avanzó hacia donde provenian los proyectiles con varias de sus hermanas "salvajes" siguiéndola.
Mientras, nuestra Matriarca, avanzó locamente hacia el resto de la banda enemiga, blandiendo su martillo. Era una locura, luchábamos con hombres imperiales, cuyo olor penetraba en todo mi ser produciéndome arcadas. Según me contaron, Leonora se corrió todo lo rápido que pudo hacia la puerta de la ciudad, pero allí le esperaba uno de aquellos hombres que la abatió. En el mismo instante, Fianna, cegada por no sabemos que rabia interna, luchaba encarnizadamente contra otro de aquellos soldados, que consiguió derribarla. Aquello fue demasiado para mi, que decidí dar orden de retirada.
Más tarde, todas nuestras Hermanas Superiores se recuperaron, pero sufrimos un par de muertes. El monasteri se encontraba muy lejos como para pedir ayuda, así que decidimos seguir adelante, mermadas pero con la única fe que nos queda, la fe en nuestra silenciosa Matriarca"
Maia, Augur de la Hermandad Sin Fe

"Gracias hermana, puedes retirarte".
Lo que no decía Maia era lo que le preocupaba realmente. Algo estaba creciendo en el interior de Fianna. Algo negro que le impelía a abalanzarse contra sus enemigos. Aquello podría ser bueno, pero no era propio de una antigua Hermana de Sigmar. Claro, que Sigmar parecía haberlas abandonado a sus antiguos dioses. Tal vez Fianna seguía a esos antiguos dioses... Esperaba descubrirlo antes de que la muerte les alcanzara en las terribles calles de Atalheim.

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