Podría ser peor

Soy Fianna, la mal llamada Matriarca de lo que se conoce como la "Hermandad Sin Fe". Por petición de Maia, que está recuperándose de sus heridas, retomo yo su función de relatora de nuestras vicisitudes en esta ciudad de locos.
En el campamento en el que estuvimos los últimos días escuché historias de un escriba, alguien con acceso a viejos pergaminos. Seguramente él tendría algún fragmento de aquello que busco, así que decidimos dirigirnos a la Gran Biblioteca.
Cual fue mi sorpresa al ver que no era la única que había tenido esa idea. 3 bandas de desarrapados, mezclas de humanos, bestias y enanos, aparecieron de pronto cuando nos encaminábamos hacia el escriba.
El día se hizo noche bajos las flechas desde todos los sitios y de repente nos vimos rodeadas por todas partes. Mi viejo amigo del norte pudo con otro ogro que se abalanzaba sobre nosotras, pero al final sucumbió tras multiples ataques de varios hombres. Cada una de las hermanas tenía que enfrentarse al menos a un enemigo, ya fuera enano, humano o bestia, pero aguantamos bien las embestidas.
Algo extraño sucedió. Un gutural "mi amada", nos llegó desde el bando de las bestias. Ahí estaba de nuevo aquel engendro de cuatro patas lanza en ristre corriendo desaforadamente en pos de Leonora. Ushi trató de pararle, pero su látigo no hizo más que azuzar a la bestia, y mi antigua hermana quedó inconsciente entre las ruinas, con sus armas destrozadas por la embestida. Al final, el encuentro entre Leonora y aquella bestia loca sucedió.
Frente a las miradas de estupor de todos, aquel cuadrúpedo trataba de abrazar y montar a Leonora, mientras esta se defendía como podía con sus dos dagas.
La visión fue horrible. Una mezcla de pezuñas y acero destrozaron a Leonora... y entonces algo sucedió... Leonora no sangraba. Con el último golpe, que la lanzó por los aires, su ropa hecha jirones, pudimos verle la cara. Aquella cara no era humana. Tenía la enfermedad de la sangre, como en esas historias de vampiros en Sylvania. Al caer al suelo se deshizo en cenizas. Todas lamentamos su pérdida. Humana o no, era nuestra hermana. La bestia se quedó olisqueando como alelada las ropas y cenizas de lo que había sido Leonora.
Después de esto, ordené retirada, cuando solo tres de nosotras quedábamos en pie. Una vez en la seguridad de unas ruinas, hicimos recuento de bajas.
Ushi tenía un horrible tajo que le recorría todo el torso desde uno de sus pechos hasta la cadera. Viviría, pero no sabremos si podrá luchar o no. Además, perdió todo su equipo, destrozado por la carga loca de aquel centauro horrible. Además de Leonora, otra de nuestras "salvajes" murió aquel día.
Una de las acólitas de Leonora, a la que ella llamaba "Alondra", juró vengarse de la bestia que mató a nuestra querida hermana, así que le hemos dado un puesto de honor junto a nosotras. Me temo que ella también tiene la enfermedad de la sangre, ya que se cubre igualmente la cara con una capucha, pero si lucha como Leonora, eso no nos tiene que importar.

Pese a las pérdidas, estoy contenta. Otro fragmento del manuscrito ha llegado a mi poder, con este ya son tres... me falta poco para lograr tenerlo entero y desvelar a mis hermanas de batalla su secreto...

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